Diego López se ha reincorporado al Santiago Bernabéu en buena forma, sin descansar un sólo segundo y dispuesto a conservar la titularidad que le asignó José Mourinho en el año 2013, cuando comenzó a escribirse la historia del ocaso de Casillas. Para los madridistas, Iker es una de las principales figuras de la franquicia, pero más allá de su aplomo y la fuerza que le imprime al club merengue, los fanatismos hacia uno y hacia otro portero, no cesan.
Carlo Ancelotti confía plenamente en el equilibrio que caracteriza al portero gallego, quien ha asegurado que no se marchará del Real Madrid por nada del mundo ya que siente que su momento de brillar en el club blanco ha llegado. Más allá de la tranquilidad que le brinda a los madridistas la gestión de López en el arco, el fichaje de Keylor Navaspor 10 millones de euros supone una presión tácita sobre los dos veteranos del club de Florentino López.
Con la incorporación de Navas al banquillo, Casillas o López deberán consolarse con el título de suplente o marcharse del club para buscar la titularidad en otro equipo. Luego de la debacle de Casillas en Brasil 2014, las probabilidades de que la hora del madrileño haya sonado son cada vez más palpables, en especial si se tiene en consideración que Diego López trabaja casi enfermizamente para convertirse en el mejor guardameta que haya pasado alguna vez por el Real Madrid.
Iker Casillas sigue de vacaciones con Sara Carbonero y no volverá a las instalaciones del Santiago Bernabéu sino hasta dentro de algunos días. Aunque durante el desarrollo del Mundial se había corrido el rumor de que el portero ganaría más participación con el Real Madrid en la próxima temporada, la llegada del guardameta costarricense al club merengue puede cambiar radicalmente el futuro de una de las más queridas figuras del fútbol español.
